La Condicionalidad: la ley kármica de Causa y Efecto:
Al hablar de "causa y efecto", en términos de una ley inexorable, algunos budistas pueden suponer que se trata, simplemente, de una herramienta argumentativa para encauzarlos al bien, lo cual no es del todo correcto; la Ley de Causa y Efecto, de acuerdo con las enseñanzas del Buda, no es tan simplista.
Las causas provocan efectos y tal hecho es adherente a la vida. Las enseñanzas de la causa y efecto son profundas y operan con presición infalible, mas acertada que, incluso la computadora más avanzada. No solamente los seres humanos están impedidos de alterar su funcionamiento, sino que incluso los dioses carecen de poder al respecto. El funcionamiento de la causa y el efecto marca el compás del devenir del universo y es el terreno propicio para todas las condiciones: las pasadas, las presentes y las futuras. El Sutra Nirvana dice categóricamente que los efectos de las acciones benignas y malignas "nos siguen como la propia sombra". Causa y efecto se expanden en la triple dimensión del tiempo: el pasado, el presente y el futuro. Una vez generada una causa, siempre producirá su efecto proporcionado.
Ahora bien, si el funcionamiento de la causa y el efecto gobierna las cosas del universo, entonces ¿que o quien gobierna a la causa y el efecto? La ley de Causa y Efecto es inherente a la inter-dependencia de todos los fenómenos y a la multitud de fuerzas consecuentemente creadas. No difiere en mucho del equilibrio de una torre de naipes: al agregar o quitar una carta, las repercusiones de cualquiera de tales acciones se trasladan al sistema entero. El modo en que la causa y el efecto están vinculados es a la vez único y profundo. Al decir que los seres humanos no pueden alterar las leyes de la naturaleza se esta diciendo que resulta imposible alterar el funcionamiento de la causa y el efecto. Pero el funcionamiento de la causa y el efecto es todavía mas intrincado y a menos que el sujeto se halle plenamente iluminado, no podría ni siquiera acercarse a su comprensión integra. De ahí que mientras la muerte o lo desconocido no deberían ser motivo de temor para los seres humanos, estos deberían mantener siempre un saludable temor al modo en que operan la causa y el efecto.
En el Budismo se dice: "Los Bodhisattvas temen a las causas, los seres sintientes temen a los efectos". La diferencia entre ambos radica en la distinta perspectiva de la causa y el efecto. Los bodhisattvas se abstienen de crear malas causas porque saben que de ellas se seguirán malos efectos. Su entendimiento de esta ley es completo y por ello, invariablemente examinaran los efectos propios de tales o cuales causas antes de actuar. Los seres sintientes, por su parte, son impulsivos y a menudo actúan sin pensar las consecuencias. Al no mostrar un mínimo de temor por la creación de malas causas, se predisponen los malos efectos que ellas acarrean. Una y otra vez se actúa en el engaño y se termina pagando caro aquella torpeza.
Desde un punto de vista sociológico, la cultura, la ética y las leyes son las fuerzas principales que dan a la sociedad su estructura. El alcance de las leyes es de suyo finito y la capacidad de la cultura para acotar la conducta es limitada. El efecto de aquellas ligazones impuestas desde afuera no puede compararse con el impacto que el entendimiento de la causa y el efecto puede ocasionar. Quien este siempre compenetrado de la causa y el efecto encontrara en ello la guia de sus actos. En tal nivel de entendimiento, los seres humanos serian mucho mas consientes de sus acciones y pensamientos y, de hecho, el mundo se convertiría en un lugar mucho mejor.
Pero más allá de la creencia individual en las enseñanzas de la causa y el efecto, todos los seres están sujetos a su funcionamiento y nadie puede ser substraído de ellas. Y esto es verdad tanto para las causas pequeñisimas y sin consecuencias, como para aquellas que nacidas del pensamiento y las acciones, inciden en el curso de la vida. Un ejemplo sera ilustrativo: cuando un niño se hace un corte mientras juega con un cuchillo, incluso la madre más cariñosa no podrá experimentar el dolor que su hijo siente. Así, cada uno debe cargar con la responsabilidad de sus propios pensamientos y acciones, y nadie puede tomar el lugar ajeno cuando los efectos se manifiestan.
I. Causa y efecto en la vida cotidiana
Es obvio que el funcionamiento de la causa y el efecto no queda confinado al terreno de la práctica religiosa. Incluso en la vida cotidiana existen infinitos ejemplos que atestiguan su funcionamiento. Tomemos el simple acto de alimentación que ocurre a diario ¿ por que comemos? pues, porque sentimos hambre: el hambre es causa y el comer es efecto. Tras la ingesta de alimentos, ya no sentimos mas hambre. Ahora, el comer pasa a convertirse en causa y la sensación de saciedad es el efecto.
Hechemos una mirada a nuestro alrededor: algunos hemos nacido en familias mas ricas, mientras otros en hogares mas humildes. Vivimos en países diferentes ¿por que algunos viven en países prósperos mientras otros lo hacen en países pobres y tumultuosos? algunos viven largas vidas mientras otros mueren trágicamente en su juventud. Todo esto no ocurre por el favoritismo de un dios o porque la vida es, sencillamente, inequitativa. Todas nuestras circunstancias son debidas a las varias causas y condiciones plantadas en el pasado: dependiendo de aquellas causas, ahora recogemos sus efectos. Es imposible separar unos de otras.
Hay en la literatura budista un verso acerca del rol que la condicionalidad juega en la determinación de los futuros renacimientos:
"Mi carne, carne de ser sintiente.
Diferentes nombres, la misma naturaleza.
De la misma naturaleza,
tomando formas diversas.
Dejemos [ que los animales] sufran dolor y
agonía
mientras disfruto su dulce y tierna carne.
No hace falta esperar el juicio del Rey Yama:
ya podemos imaginarnos cuales serán las
consecuencias..."
Por apenas un momento de satisfacción de nuestro paladar, causamos la muerte de millones de animales, arrancando a las crías de sus madres y a los padres de sus cachorros. El karma colectivo de estas matanzas bien podría ser, en el futuro, causa de guerras. Adicionalmente, el deseo de comidas mas exóticas ha conducido a muchas de las especies al borde de la extinción, alterando el equilibrio de los sistemas ecológicos. Recordemos que la humanidad dispone de solo un planeta Tierra y comprendiendo que todavía nos quedan otros renacimientos en este mundo, va incluso en nuestro propio interés la preservación de nuestro hábitat.
Pero a pesar que el funcionamiento de la condicionalidad pueda no ser inmediato ni transparente, no ha de dudarse su eficacia. Las causas siempre producen efectos y es esta red intrincada de causas y efectos la que da lugar a todo fenómeno. Nuestras acciones, o Karma, se almacenan en nuestra conciencia-deposito o alayavijnana, y se vuelven semillas de resultados futuros. Así, nuestras circunstancias, sean ellas afortunadas o no, son el resultado de causas previas: no hay involucrados allí elementos de suerte. Veamos estos versos:
" La longevidad viene de la compasión;
la muerte prematura viene de actos de matanza.
La dignidad viene de la tolerancia;
la pobreza viene de la avaricia y el apego.
La posición viene de comportarse respetuoso;
la falta de posición viene de la arrogancia.
El mutismo viene de la calumnia;
la ceguera y sordera vienen de falta de fe
Las incapacidades y las deformidades vienen de
la violación de los preceptos;
la integridad del cuerpo es el resultado de
abrazar los preceptos".
La moraleja de estos versos es que nosotros mismos determinamos quienes somos.
por un lado, debemos atesorar las bendiciones de la vida presente. Por el otro, hemos de sembrar, siempre, las semillas de los buenos efectos. En la misma linea de pensamientos, el antiguo filosofo chino, Chu- tzu empleaba estos versos para la educacion de los niños:
"Un recipiente de harina,
un recipiente de arroz,
contemplen: ellos no vienen facilmente.
Un pedacito de seda, una pieza de hilo,
siempre se aprecia cuan preciosos son.
Planifica antes de la tormenta;
no comiences a cavar un pozo de agua cuando
estas sediento".
En este mundo, no existe efecto sin causa y no hay causa que no produzca un efecto. Adicionalmente, no hay efecto inapropiado a su causa y a su vez no hay causa que no produzca su debido efecto. Pero en ultima instancia, causa y efecto son determinados por nosotros mismos.
Ahora bien, si el funcionamiento de la causa y el efecto gobierna las cosas del universo, entonces ¿que o quien gobierna a la causa y el efecto? La ley de Causa y Efecto es inherente a la inter-dependencia de todos los fenómenos y a la multitud de fuerzas consecuentemente creadas. No difiere en mucho del equilibrio de una torre de naipes: al agregar o quitar una carta, las repercusiones de cualquiera de tales acciones se trasladan al sistema entero. El modo en que la causa y el efecto están vinculados es a la vez único y profundo. Al decir que los seres humanos no pueden alterar las leyes de la naturaleza se esta diciendo que resulta imposible alterar el funcionamiento de la causa y el efecto. Pero el funcionamiento de la causa y el efecto es todavía mas intrincado y a menos que el sujeto se halle plenamente iluminado, no podría ni siquiera acercarse a su comprensión integra. De ahí que mientras la muerte o lo desconocido no deberían ser motivo de temor para los seres humanos, estos deberían mantener siempre un saludable temor al modo en que operan la causa y el efecto.
En el Budismo se dice: "Los Bodhisattvas temen a las causas, los seres sintientes temen a los efectos". La diferencia entre ambos radica en la distinta perspectiva de la causa y el efecto. Los bodhisattvas se abstienen de crear malas causas porque saben que de ellas se seguirán malos efectos. Su entendimiento de esta ley es completo y por ello, invariablemente examinaran los efectos propios de tales o cuales causas antes de actuar. Los seres sintientes, por su parte, son impulsivos y a menudo actúan sin pensar las consecuencias. Al no mostrar un mínimo de temor por la creación de malas causas, se predisponen los malos efectos que ellas acarrean. Una y otra vez se actúa en el engaño y se termina pagando caro aquella torpeza.
Desde un punto de vista sociológico, la cultura, la ética y las leyes son las fuerzas principales que dan a la sociedad su estructura. El alcance de las leyes es de suyo finito y la capacidad de la cultura para acotar la conducta es limitada. El efecto de aquellas ligazones impuestas desde afuera no puede compararse con el impacto que el entendimiento de la causa y el efecto puede ocasionar. Quien este siempre compenetrado de la causa y el efecto encontrara en ello la guia de sus actos. En tal nivel de entendimiento, los seres humanos serian mucho mas consientes de sus acciones y pensamientos y, de hecho, el mundo se convertiría en un lugar mucho mejor.
Pero más allá de la creencia individual en las enseñanzas de la causa y el efecto, todos los seres están sujetos a su funcionamiento y nadie puede ser substraído de ellas. Y esto es verdad tanto para las causas pequeñisimas y sin consecuencias, como para aquellas que nacidas del pensamiento y las acciones, inciden en el curso de la vida. Un ejemplo sera ilustrativo: cuando un niño se hace un corte mientras juega con un cuchillo, incluso la madre más cariñosa no podrá experimentar el dolor que su hijo siente. Así, cada uno debe cargar con la responsabilidad de sus propios pensamientos y acciones, y nadie puede tomar el lugar ajeno cuando los efectos se manifiestan.
I. Causa y efecto en la vida cotidiana
Es obvio que el funcionamiento de la causa y el efecto no queda confinado al terreno de la práctica religiosa. Incluso en la vida cotidiana existen infinitos ejemplos que atestiguan su funcionamiento. Tomemos el simple acto de alimentación que ocurre a diario ¿ por que comemos? pues, porque sentimos hambre: el hambre es causa y el comer es efecto. Tras la ingesta de alimentos, ya no sentimos mas hambre. Ahora, el comer pasa a convertirse en causa y la sensación de saciedad es el efecto.
Hechemos una mirada a nuestro alrededor: algunos hemos nacido en familias mas ricas, mientras otros en hogares mas humildes. Vivimos en países diferentes ¿por que algunos viven en países prósperos mientras otros lo hacen en países pobres y tumultuosos? algunos viven largas vidas mientras otros mueren trágicamente en su juventud. Todo esto no ocurre por el favoritismo de un dios o porque la vida es, sencillamente, inequitativa. Todas nuestras circunstancias son debidas a las varias causas y condiciones plantadas en el pasado: dependiendo de aquellas causas, ahora recogemos sus efectos. Es imposible separar unos de otras.
Hay en la literatura budista un verso acerca del rol que la condicionalidad juega en la determinación de los futuros renacimientos:
"Mi carne, carne de ser sintiente.
Diferentes nombres, la misma naturaleza.
De la misma naturaleza,
tomando formas diversas.
Dejemos [ que los animales] sufran dolor y
agonía
mientras disfruto su dulce y tierna carne.
No hace falta esperar el juicio del Rey Yama:
ya podemos imaginarnos cuales serán las
consecuencias..."
Por apenas un momento de satisfacción de nuestro paladar, causamos la muerte de millones de animales, arrancando a las crías de sus madres y a los padres de sus cachorros. El karma colectivo de estas matanzas bien podría ser, en el futuro, causa de guerras. Adicionalmente, el deseo de comidas mas exóticas ha conducido a muchas de las especies al borde de la extinción, alterando el equilibrio de los sistemas ecológicos. Recordemos que la humanidad dispone de solo un planeta Tierra y comprendiendo que todavía nos quedan otros renacimientos en este mundo, va incluso en nuestro propio interés la preservación de nuestro hábitat.
Pero a pesar que el funcionamiento de la condicionalidad pueda no ser inmediato ni transparente, no ha de dudarse su eficacia. Las causas siempre producen efectos y es esta red intrincada de causas y efectos la que da lugar a todo fenómeno. Nuestras acciones, o Karma, se almacenan en nuestra conciencia-deposito o alayavijnana, y se vuelven semillas de resultados futuros. Así, nuestras circunstancias, sean ellas afortunadas o no, son el resultado de causas previas: no hay involucrados allí elementos de suerte. Veamos estos versos:
" La longevidad viene de la compasión;
la muerte prematura viene de actos de matanza.
La dignidad viene de la tolerancia;
la pobreza viene de la avaricia y el apego.
La posición viene de comportarse respetuoso;
la falta de posición viene de la arrogancia.
El mutismo viene de la calumnia;
la ceguera y sordera vienen de falta de fe
Las incapacidades y las deformidades vienen de
la violación de los preceptos;
la integridad del cuerpo es el resultado de
abrazar los preceptos".
La moraleja de estos versos es que nosotros mismos determinamos quienes somos.
por un lado, debemos atesorar las bendiciones de la vida presente. Por el otro, hemos de sembrar, siempre, las semillas de los buenos efectos. En la misma linea de pensamientos, el antiguo filosofo chino, Chu- tzu empleaba estos versos para la educacion de los niños:
"Un recipiente de harina,
un recipiente de arroz,
contemplen: ellos no vienen facilmente.
Un pedacito de seda, una pieza de hilo,
siempre se aprecia cuan preciosos son.
Planifica antes de la tormenta;
no comiences a cavar un pozo de agua cuando
estas sediento".
En este mundo, no existe efecto sin causa y no hay causa que no produzca un efecto. Adicionalmente, no hay efecto inapropiado a su causa y a su vez no hay causa que no produzca su debido efecto. Pero en ultima instancia, causa y efecto son determinados por nosotros mismos.
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